La sacerdotisa es una de las
20 clases de personajes que hay en Last Kingdoms, entraría dentro del grupo de
clases “orientales” junto al Samurai, Monje y Místico. Sin embargo, la
sacerdotisa, creo que merece un poco más de atención pues es una clase poca
veces vista como tal en los juegos de rol.
Traje típico
de las Mico, Hakama (falda dividida) rojo,
camisa blanca suelta en los hombros
y de mangas anchas.
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Creo que todos, más o menos,
hemos visto en alguna obra (manga, anime o videojuego) a alguna sacerdotisa
(Miko) Shinto. Para los que no, extraigo algunos párrafos de
Wikipedia:
“Las Miko son sirvientes de los templos shinto
japoneses (jinja) desde el comienzo de la era Sengoku, disfrutan de una alta
posición social y proceden, en muchos casos, de las familias de los sacerdotes.”
“Las miko fueron mujeres jóvenes que atendían los templos Shinto. Los
roles de la miko incluían llevar a cabo danzas ceremoniales (miko-mai) y
asistir a los monjes en las ceremonias de matrimonio. Hoy en día se pueden
encontrar a las miko en muchos templos Shinto. Entre sus tareas están asistir a
los eventos del templo, realizar bailes, rituales y la adivinación.”
Esta es una aproximación base
a lo que en la realidad son estas jóvenes mujeres para la religión Shinto del
oriente. Sin embargo, como suele suceder, al extrapolarla a la literatura y
arte fantástico las Miko son mucho más:
“En la literatura, manga y anime con frecuencia
presentan a las miko como heroínas que luchan contra los malos espíritus,
demonios y fantasmas. En los RPGs occidentales, son a veces tratadas en clases
equivalentes como Clérigos y ocasionalmente Santos Caballeros. En dichas historias,
son descritas generalmente como muy hábiles en una variedad de artes marciales
con el uso de armas tradicionales japonesas, como el yumi (arco), tantō
(cuchillo), o alguna de las espadas japonesas. Las miko también son hábiles en
la magia, especialmente en el o-fuda.”
Esto nos deja con una clara
idea de a que apuntan, es decir, poderes sobre las criaturas sobrenaturales,
adivinaciones, poderes de curación y alguna habilidad marcial. Una mezcla rara
que se parece al clérigo occidental, pero que por trasfondo, idiosincrasia y
estética poco tienen que ver. Es más, con las reglas de muchos juegos de fantasía,
era casi imposible emular mecánicamente este tipo de personajes.
¿Pero por qué tanta manía con
estas sacras doncellas de lejana religión? No es ningún secreto que me fascina
el manga japonés y su contraparte animada, así como la estética que imprimen
los orientales a sus obras. Pues la manía, básicamente se debe a mi entusiasmo
por el que considero uno de los personajes más memorables que he tenido el
gusto de leer en manga y ver en animación, la sacerdotisa Kikyo, personaje de la serie InuYasha
de la autora Rumiko Takahashi.
¿Pero qué tenía de especial este personaje?
Kykyo, de la serie InuYasha, uno de mis peronajes favoritos
y fuente de inspiración para las Sacerdotisas de Last Kingdoms..
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(CUIDADO claramente a partir de aquí hay Spoilers para los que no vieron
la serie)
Hablar de Kikyo es hablar de la serie InuYasha, que duró 12 años publicándose semanalmente.
Así que trataré de hacer un brevísimo
resumen de la historia de este personaje, dejando innumerables cosas por el
camino.
Kikyo era una joven de 18 años encargada de la
custodia de la Perla de Shikon, una
joya capaz de aumentar infinitamente el poder de los Yokai (demonios). Fue entrenada
toda su vida para ello y jamás conoció la comodidad de ser una joven común,
ella siempre estaba envuelta en feroces batallas contra demonios y preocupada
por el bienestar de la perla. Esto la convirtió en una persona seria y sacrificada, aunque no perdiese su bondad natural.
Conoce a Inuyasha (el protagonista), mitad humano
mitad Yokai. Después de varias idas y
venidas se enamoran; decidiendo compartir sus vidas juntos. Pero Naraku, un
demonio que deseaba a la sacerdotisa, les tiende una trampa en la que ambos se
creen traicionados y los lleva a atacarse mutuamente. Kikyo sella a Inuyasha
con sus poderes, pero no le mata. Aunque
fue incapaz de asesinarlo, también es incapaz de vivir sin él, entonces decide
dejarse morir por sus heridas y llevarse la perla con ella al otro mundo. Años
después una reencarnación futura de ella llega al pasado y revierte el sello
sobre Inuyasha. Con el tiempo, Inuyasha y la reencarnación de Kikyo (Kagome)
comienzan una relación mientras buscan los fragmentos de una redescubierta
perla de Shikon y luchan contra Naraku, el inmortal antagonista.
SIN EMBARGO, Kikyo
es devuelta a la vida en un cuerpo
fabricado de cenizas de su cuerpo y barro, cuerpo que debe alimentarse de almas
de mujeres muertas para seguir funcionando. Con su alma llena de
resentimiento aún, trata de asesinar nuevamente a Inuyasha, pero al darse
cuenta de que fue una trampa de Naraku, sigue su camino tratando de acabar con
él por su propios medios, apartada de un Inuyasha que ha cambiado gracias a
Kagome, pero que la sigue amando y ella a él, originando esto un triángulo
amoroso muy particular.
Durante la serie Kikyo
e Inuyasha se dan varias muestras de amor, pero siempre terminan transitando
por caminos distintos, básicamente por la
creencia de Kikyo de que ella es la única que puede derrotar a Naraku con sus
poderes y la perla de Shikon. Especiales los momentos que Kikyo a veces desde
las sombras otras en primera línea, salva a varios personajes del grupo de
Inuyasha o a él mismo, o los que ella e
Inuyasha se encuentran a espaldas del grupo principal.
Finalmente llegando al final de la historia, Kikyo es
abatida por Naraku tras una larga batalla en la que, en vez de salvarse, trata
de aniquilarlo de una vez por todas. Finalmente Kikyo muere definitivamente en
brazos de Inuyasha, asegurando que su alma ha sido salvada. Épica su frase final: A la vez que Inuyasha,
llorando desesperadamente, le dice que no pudo salvarla, ella sonríe sinceramente
(por vez primera desde que resucitara) y le contesta: “Viniste por mi, con eso… es suficiente.” Muriendo luego mientras se
besaba con su amado Inuyasha.
Así que como pueden apreciar,
era un personaje muy complejo, para nada plano y que tenía muchos matices de
personalidad. Una heroína trágica y que tuvo un final trágico también, una
muestra que a veces el amor verdadero no es suficiente para vencer al destino.
Un personaje adulto, que es fácilmente malinterpretado debido a su ostracismo y
su seriedad, sobretodo comparándola con su contraparte Kagome, siempre vivaz y
alegre. Kikyo siempre estuvo consciente de su estado, de que al final de todo
jamás podría estar con Inuyasha, de que su tiempo había pasado, pero su amor
por él y los deseos de acabar con Naraku la hacían seguir hacia delante en todo
momento. Su autosacrificio constante y silencioso por los demás rara vez era
mencionado o agradecido, pero ella seguía adelante, sin nada más que perder y
sin nada que ganar.
Es en Kikyo que se
basan, a modo de homenaje, los poderes de la clase sacerdotisa en Last
Kingdoms, Esto unido, claramente, al trasfondo
histórico que tienen las mismas. Así su papel de “clériga oriental” se ve reforzado
por sus habilidades de adivinación y sus
aptitudes para combatir demonios y espíritus, en detracción de sus capacidades
de combate cuerpo a cuerpo. A la vez, toda la religión de la zona de que provienen
(Youna), el Espiritismo, está
empapada del Shinto real, dándoles una visión no evangelizadora de su credo,
enfoque claramente diferente al de los clérigos tradicionales de fantasía que
promueven la palabra y ley de su deidad. Así que ya saben, si alguna vez juegan
con estas jóvenes sacerdotisas, ya tienen una idea de su trasfondo (que viene
explicado escuetamente en el manual) y de quien fueron inspiradas.
Si pudieron llegar hasta aquí, se los agradezco, es en
realidad un ladrillazo de cuidado, pero hacía tiempo que tenía ganas de hacer
esta entrada sobre esta clase y su inspiración.Además, claro, les dejo el avance de la clase en PDF, en versión "casi final" salvo detalles. La pueden descargar AQUI.